Cuando uno admira mucho a una persona, siento que es porque te resuena con muchos deseos, ilusiones, luchas que defender y potenciar y principalmente por la relación con los niños y las niñas y dar lo mejor para ellos.
Para mí Alfredo es una de esas personas que proyecta coherencia entre lo que investiga, lo que genera de teoría y su práctica, ya sea en la relación directa con los niños y las niñas y también en el acompañamiento a los maestros y talleristas.
Uno de mis libros favoritos de él es Complejidad y relaciones en educación infantil. Hace poco sacó una nueva edición llamada: La complejidad en el pensamiento y la obra pedagógica de Loris Malaguzzi.
A continuación les comparto algunas de las frases que más llamaron mi atención de este libro:
Sobre la complejidad
Las niñas y los niños no rehúyen a la complejidad, más bien disfrutan con placer, seriedad y esfuerzo de sus posibilidades y se adentran en sus secretos. Los niños y niñas aman la complejidad y saben permanecer en ella con placer y alegría.
La complejidad nos permite un análisis constante del todo y de las partes, de las relaciones circulares y recíprocas, de la unión de complementarios, buscar una nueva inteligibilidad de fenómenos sin reduccionismos.
Sobre la cultura de la infancia
Sobre la cotidianidad
Cualquier proyecto que llevemos a cabo en la escuela infantil debe hacerse preguntas. Demandas que, de alguna manera, guíen nuestra forma de acercarnos a comprender el tema que deseamos indagar.
Sobre la libertad y límites
Cuando a los niños y niñas les explicamos los límites apropiadamente, les damos adecuada presencia y les ofertamos, al mismo tiempo, la norma y las posibilidades, no surgen problemas de convivencia y comprenden con naturalidad el significado de sus posibilidades en cada contexto.